martes, 28 de abril de 2009

Cada tanto hay que emocionarse fuerte

Y la verdad que las emociones del domingo me van a durar un rato.
Debo confesar que yo no le daba mucho crédito a la cosa.
Sin embargo toda idea previa se derrumbó al ver a la gente, a nuestra gente.
Y ante las primeras lágrimas, que las hubo, naturalmente.
Nada, es muy difícil contar sensaciones, tendrían que haber estado acá.
Solamente me gustaría contarles dos sensaciones que tuve durante el encuentro.
Una fue justo antes de empezar la parte organizada de la actividad, cuando Bettina dijo (o propuso?): "Yo no quiero hacer esa actividad. Vayamos todos juntos a tomar un café así charlamos entre nosotros. Eso quiero".
Juro que me conmovió. Tendríamos que hacer eso, claro.
La otra fue apareciendo de a poco cuando miraba las fotos viejas pero estalló cuando pasaron la grabación del viejo.
Y es la sensación de que no puedo explicarme a mi mismo sin ustedes, sin todas las cosas que vivimos juntos, que no fueron pocas.
Un poco como decía Adrián en algún e-mail.
De estos ladrillos estamos hechos.
Y yo estoy muy feliz de que así sea.

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